jueves, 26 de octubre de 2006

Hoy es tiempo de darte las gracias amor mío

Como un prisionero recién liberado
igual a la flor que se riega luego de mil años
de la misma manera, casi rezando
así te agradezco por amarme tanto.
Llegó tu amor como el sol luego de la lluvia
como el vaso de agua pura en el mar de la soledad
como la mano tendida que auxilia
igual que el descanso luego de tanta crueldad.
Por eso hoy necesito agradecerte:
por tus manos suaves que erizan mi piel
por tus labios ansiosos que mojan mi ser
por tus brazos fuertes que me sostienen valientes.
Amor mío, gracias por tus ojos venturosos
por tus sueños, por darme un mañana
gracias por la esperanza que contagia
y la pasión que me desgarra.
Hombre de piel blanca y suave
de labios presurosos,
de ojos de niño amado,
de corazón bondadoso.
En la humedad de mi deseo
espero hambrienta tu mano tierna,
ansío el fuego que se despierta
tan sólo con tu presencia.
Amante, amigo, esposo y cómplice,
ser luminoso del abrazo preciso,
en el momento justo, del beso urgente
y el silencio protector.
Maravilloso hombre con nombre de rey
con mirada de ángel,
con paso firme y seguro
y corazón abierto.
Gracias por descubrir mi cuerpo,
por la luz encendida,
por tu lengua inquieta,
por verme bella, por amarme así.
Gracias amor por ser tan mío
y dejarme ser tan tuya.


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