domingo, 22 de mayo de 2011

DOLOR



"No hacía falta tanto dolor". Pensó mientras juntaba con sus manos pequeñas las astillas del espejo de los buenos momentos y el amor para siempre que se desparramaron en el lecho de la verdad.

"No hacía falta tanto dolor". Dijo mientras hacía un nudo su garganta y el agua de sus ojos desbordaba incontenida por las ganas de ella que tenía.

"No hacía falta tanto dolor". Susurró sobre la almohada cómplice de momentos mágicos.

"No hacía falta tanto dolor". Reflexionó mientras el sonido desentonado del timbre lo volvía a la realidad como una página re cargada.

Abrió la ventana de la puerta y la fuerza del aire nuevo y limpio le secó en cámara lenta los ríos de dolor que rodaban por sus mejillas. Del otro lado, el lado soleado de la vida, un rostro que recordaba a penas, le sonreía generosamente ajeno a toda la oscuridad que lo precedió.

Entonces espejó la sonrisa, corrió las nubes de sus ojos y abrió la puerta. Recuerdos vagos de viejos buenos momentos llenaron el espacio y se fundieron en un abrazo eterno. El aire se llenó de sonrisas y mates amargos, de promesas olvidadas sin rencor, de billetes grandes que no esperaban vuelto. Y entonces pensó....

"¿Hacía falta tanto dolor?", no lo sabía con certeza, pero definitivamente ¡hacía falta tanta alegría!